lunes, 9 de abril de 2012

El esfuerzo, perseguido

Se supone que nadie quiere ser pobre. Se supone que todos queremos mejorar. Se supone que todos anhelamos vivir mejor que nuestros padres. Una herramienta básica para conseguirlo es la educación. Si el sistema educativo es competente y realmente consigue dar una formación adecuada a los alumnos, éstos, mediante su esfuerzo, podrán llegar donde se lo propongan. Una sociedad más formada y que ha crecido en la cultura del esfuerzo acabará generando más riqueza, lo que redundará en la del propio país y en el conjunto de la sociedad. Por lo tanto, parece razonable aseverar que es deseable incentivar el esfuerzo, así como contar con un sistema educativo adecuado y competente.

Un niño que haya aprendido cuál es el valor del esfuerzo; un niño que haya visto recompensadas sus largas horas de estudio, estará más preparado para enfrentarse al mundo laboral con garantías una vez llegue a ser adulto. Y, si nadie se lo impide, alcanzará las metas que quiera.

Sin embargo en los últimos años, a raíz de la crisis, ha regresado el mantra de que los ricos son malos, malignos, perversos, y por ello han de pagar más. Además se ha establecido el límite de la riqueza en percibir entre 60.000 y 100.000 euros al año, más o menos. El último en subirse a este carro ha sido Luis de Guindos, a la sazón Ministro de Economía, quien avanzaba la posibilidad de establecer el copago sanitario para rentas anuales superiores a 100.000 euros. Posteriormente Carlos Floriano, del PP, ha descartado esa posibilidad. Se trataba de un globo sonda.

Pese a todo resulta preocupante que se vuelva a esa idea una y otra vez. Si usted se esforzó de pequeño para sacar buenas notas; si usted se dejó los ojos durante la carrera para obtener la titulación que le gustaba; si después usted lo dio todo en el trabajo (ya fuera como asalariado o como empresario), siguió estudiando y formándose y hoy percibe los frutos de aquel esfuerzo, según el ministro usted es una mala persona que se aprovecha de la sociedad, porque seguramente ha obtenido su dinero robando o, si se trata de un asalariado, ha llegado a ese puesto por enchufe. Pero usted no es un ser maligno o perverso. Ése es el cuento que le venden a la sociedad, la fábula populista que necesita de un enemigo al que odiar (aún no hemos superado el siglo XIX). En realidad usted no es más que un ‘pringao’.

Porque no sólo le han subido los impuestos; no sólo paga un porcentaje más elevado de impuestos por el hecho de cobrar más (¡que viva el tipo único!); no sólo le es más costoso a la empresa que le contrata porque ha de pagar más Seguridad Social por usted; no sólo tiene menos preferencia a la hora de llevar a sus hijos a una guardería pública o concertada; no sólo va a estar penalizado frente a otros padres a la hora de acceder a un colegio para sus hijos; no sólo va a acceder a una pensión prácticamente igual que la de su vecino, el que nunca quiso estudiar porque no dejan de subir las pensiones mínimas manteniendo las máximas. Además de todo eso, cuando usted se ponga enfermo, deberá pagar por ello. Otra vez. Como si no hubiese pagado ya cerca del 50% de su renta al Estado.

En definitiva se está haciendo lo contrario de lo que necesita España: se está desincentivando el esfuerzo; se está penalizando a aquellos que han decidido darlo todo por su trabajo. Se está estigmatizando al ‘rico’. Y lo está haciendo un gobierno de, se supone, derechas. Da miedo.

(Post redactado por @Perfectsan )

1 comentario:

  1. Sucede así desde 1990, querido. Año en que se implantó la LOGSE, gran causante de muchos de los males que nos aquejan... En fin... Nunca lo reconocerán. Reconocer el fracaso de la LOGSE es reconocer el fracaso de la nación...

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