lunes, 4 de abril de 2011

127×67 mm

Esa es la medida de un billete de diez euros.

Prometo desde hoy no dejar de llevar al menos ese billete encima, no abulta nada (doblado menos), no pesa nada... y fijo que sirve para aliviar mi conciencia.

Porque no soy culpable de nada, pero me siento así.

Sudadera gris. carro de la compra granate. Unos ocho años mayor que yo, pero a diferencia de mi entre desaliño y barba, él estaba impecablemente afeitado. Pelo canoso blancuzco, rapadito. Tenia buena presencia.

El único problema es que la compra la realizaba por los cubos de basura. Se me rompió el alma. No se cual fué el motivo por el que le seguí un buen rato, de lejos, evitando su mirada supongo triste y sobre todo evitando que él viera la mia.

Se que esto pasa, se que en esta España pasa mucho, y demasiado frecuentemente y cada vez mas... Es la segunda vez que acontece delante mio, pero no lo voy a consentir mas, delante de mi no.

Cada vez que lo vea, que vea esa escena tan incomoda acuda a mi no voy a huir de ella, voy a dar la cara, esa que todos usamos para mirar para otro lado, esa que no quiere ver estas cosas, y voy a intentar ayudar (y el que escribe esto, no cobra todos los meses, ni anda precisamente sobrado... pero a Dios gracias no tiene necesidad alguna... al menos aun). Y no por caridad, ni mucho menos por lástima, sino por decencia, porque si tienes la oportunidad de ayudar a alguien que ves que realmente lo necesita... Debes hacerlo.

Yo pienso coger esos diez euros y acudir al supermercado mas próximo y hacer el mejor uso que pueda de esos diez euros.

Ahora... También tienes que hacerlo tu.

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